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MI ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO (COLOFÓN A NOÉ DELIRANTE)

 Por Arturo Corcuera    Aquí encalla el Arca de Noé delirante . Un descanso en paz merezco después del diluvio y de la     blanca palomica que al Arca con el ramo se ha tornado. No quiere decir que llegue al fin de la travesía. Mañana quizás enchape vigas nuevas y suban otros pasajeros. Remando y martillando cumplo con este trajinar tres     décadas. Podría haberlas dedicado a menesteres más rentables de     haber escuchado malos consejos de buenos amigos. Mirándome al espejo me examino y entre mí repito: ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines de mis patas de gallo, a las que     recomiendo no adelantarse a cantar victoria! Este libro reverdeció de canas mi cabeza (no cesa la Luna      de llorar sobre mis cabellos) y sorprendo al invierno con      sus perlas acicalando al jazmín. Mi pelo blanco enfatiza el negro de mis cejas (y viceversa).     Personifico un Narciso otoñal gozando como loco en     fuente de plata. Doy por terminado Noé deliarante  a los cincuentaitantos  

EL POETA Y LAS MÁSCARAS

 Por Arturo Corcuera    Con la mirada fija, sin alma y sin cuerpo, cuelgan de la      pared: caras con los párpados cerrados resistiéndose     a mirar la vida. Pintarrajeadas, de ojos como fosas, de pómulos      desorbitados; máscaras de la ira, de la noche de     carnaval, de infortunio y misterio. A semejanza del hombre parecen haber sufrido mucho, expresan odio o serenidad, cocinadas en niebla o fuego. Rostros decapitados. Emergen de inhóspitos pozos, abismos y sarcófagos. Han cruzado mares, escenarios, comparsas, danzas rituales; ¿Quién fue ese hombre del antifaz negro? ¿Nunca lo     sabremos? ¿Ese que ríe sin compasión llora en cuanto damos la      vuelta? ¿El del turbante de ébano, el de las calaveras clavadas en      la frente? ¿El de la cara como tambor de guerra? ¿El de enigmático     gesto de dolor? Alguien oscuro y triste se oculta detrás de cada máscara. Seres tasajeados que vienen inmóviles de mundos     desconocidos: se filtran por las paredes,     los desoxida el olvido,

(CONQUISTAR LA SOLEDAD)

 Por Charles Baudelaire    Cuando haya conquistado el asco y el horror universales habré conquistado la soledad.

NUEVOS APUNTES SOBRE EDGAR POE

 Por Charles Baudelaire    (Fragmento) Aristócrata por naturaleza aun más que por nacimiento, el virginiano, el hombre del Sur, el Byron perdido en un malvado mundo, siempre preservó su impasibilidad filosófica, y, ya defina la nariz del populacho, ya se burle de los fabricadores de religiones, ya escarnezca a las bibliotecas, sigue siendo lo que fue y lo que siempre será el auténtico poeta  —una verdad vestida de un modo extraño, una paradoja aparente, que no quiere que la masa se codee con él, y que corre al extremo oriente cuando el fuego de artificio se dispara en el poniente. Pero lo más importante de todo esto: advertiremos que este autor, producto de un siglo infatuado de sí mismo, hijo de una nación más infatuada de sí misma que ninguna otra, vio claramente, afirmó imperturbablemente la maldad natural del Hombre. Hay en el hombre, dijo, una fuerza misteriosa que la filosofía moderna no quiere tomar en cuenta, y no obstante, sin esa fuerza innombrada, sin es primordial inclinaci

CON EL CORAZÓN EN LA MANO

 Por Charles Baudelaire    (Selección) I Acerca de la vaporización y de la centralización del Yo . Esta frase lo contiene todo. A propósito de un cierto placer sensual que se siente en compañía de los extravagantes. (Puedo comenzar con El corazón al desnudo por cualquier parte y de cualquier modo, y continuarlo, día a día, siguiendo la inspiración del momento y de las circunstancias, con tal de que la inspiración esté viva.) El primero al que se le ocurra, con tal de que sepa divertir, tiene derecho a hablar de sí mismo. Comprendo que se pueda abandonar una causa para saber lo que se puede sentir al servicio de otra diferente. Podría resultar grato ser alternativamente víctima y verdugo. III La mujer es lo contrario del Dandy. Por consiguiente, debe causar horror. La mujer tiene hambre y quiere comer. Sed, y quiere beber. Está en celo y desea ser follada. ¡Vaya mérito! La mujer es natural , es decir abominable. En consecuencia, es siempre vulgar, es decir, lo contrario del Dandy. *** E

ELEVACIÓN

 Por Charles Baudelaire    Por encima de estanques, por encima de valles, De montañas y bosques, de mares y de nubes, Más allá de los soles, más allá de los éteres, Más allá del confín de estrelladas esferas, Mi espíritu, te mueves con toda agilidad, Y cual buen nadador que se ofrece a las olas, Alegremente surcas la inmensidad profunda Con voluptuosidad indecible y viril. Vuela lejos, muy lejos, de estos miasmas mórbidos, Sube a purificarte al aire superior Y bebe, como un puro y divino licor, La luz clara que inunda los límpidos espacios. Detrás de los hastíos y los vastos pesares Que abruman con su peso la vida neblinosa, ¡Feliz aquel que puede con brioso aleteo Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos, Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras, Levantan hacia el cielo matutino su vuelo; —Y domina la vida, y entiende sin esfuerzo, La lengua de las flores y de las cosas mudas!

CRIMEN Y CASTIGO (LA SOSPECHA DE UN OTRO)

 Por Fiódor Dostoievski    (Fragmento) «¿Quién será? ¿Quién será ese hombre surgido como de bajo tierra? ¿Dónde estaría y qué vio? Porque es indudable que lo vio todo. Pero ¿dónde estaba entonces y desde dónde miraba? ¿Y por qué sale únicamente ahora del subsuelo? ¿Cómo pudo ver nada? ¿Es posible? (...)»

POETAS EN LA LIMA DE LOS AÑOS TREINTA (I)

 Por Emilio Adolfo Westphalen    (Fragmento) El arco de mis intereses se fue ampliando por influencia de dos condiscípulos: Estuardo Núñez y el que más adelante adoptaría por nombre Martín Adán, cuyas normas de evaluación eran particularmente exigentes para su edad. Ignoro qué orden o concierto habían dispuesto ellos para sus lecturas. Las mías se acumularon como vinieran: autores antiguos y modernos, cuento, novela y teatro, ensayo y poesía, los clásicos españoles en toda la gama, desde el Poema del Cid y el Arcipreste hasta Larra, Espronceda y Moratín, la generación del 98 completa, Ortega y sus discípulos, Gómez de la Serna, Gabriel Miró, mezclados con traducciones de Baudelaire, Flaubert, Nerval, Stendhal, France, Giraudoux, Morand y la gran revelación a los quince años: los primeros tomos de  À la recherche du temps perdu  en la traducción de Salinas. Un tal hartazgo y empacho de literatura no despertaron en mí la mínima veleidad de imitación, a diferencia de mis dos compañeros e