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LA BÚSQUEDA DE UNA NUEVA ESTÉTICA

 Por I. G. Sanguinetti   (Fragmento) Charles-Pierre Baudelaire vivió toda su corta vida perseguido por la apremiante necesidad de dinero, fácil presa del abatimiento y de las drogas, con la presencia siempre cercana de la muerte y un extraño sino de «artista maldito» como sambenito. Sumergido al principio en la corriente del movimiento romántico, las circunstancias singulares de su atormentada personalidad y el contacto con París, gran fábrica de novedades literarias, le condujeron a la búsqueda de una nueva estética, de la cual la poesía moderna se declara heredera. Su vida y su poesía fueron un viaje a los límites mismos de la inconsciencia, una bajada a la profundidad del mal, a las abismales honduras del infierno, buscando la obra de arte, una cita con la belleza.

UN RAZONAMIENTO ABSURDO

 Por Albert Camus   Las páginas que siguen tratan de una sensibilidad absurda que podemos encontrar dispersa en el siglo  —y no de una filosofía absurda que nuestro tiempo, propiamente hablando, no ha conocido —. Resulta, pues, de elemental honradez señalar, de entrada, su deuda con ciertos ingenios contemporáneos. Tan lejos de mi está ocultarlo, que aparecerán citados y comentados a todo lo largo de la obra. Pero conviene anotar, al mismo tiempo, que este ensayo considera a lo absurdo, tomado hasta ahora como conclusión, como un punto de partida. En ese sentido cabe decir que mi comentario tiene algo de provisional: no se  puede prejuzgar la posición que adopta. Aquí se encontrará sólo la descripción, en estado puro, de un mal del ánimo. Ninguna metafísica, ninguna creencia, se ha mezclado de momento con él. Esos son los límites y la única idea preconcebida de este libro. _ Texto que abre el primer capítulo («Un razonamiento absurdo») dando a entender que el razonamiento absurdo que s

EL CUERPO DE GIULIA-NO

EL CUERPO DE GIULIANO

EL CUERPO DE GIULIA-NO (17)

 Por Jorge Eduardo Eielson    (Fragmento) La mierda llega al mar en confección de luxe. "Mierda made in Perú". ¡Qué idea! ¿Y tus hijos? Millares y millares de automóviles. Al mar. Aves guaneras, gallinazos blancos, al mar. ¿Y tú Mayana?, tú que nunca viste el mar? No lo verás nunca. El cielo gris de Lima, las estrellas de Lima, son de trapo. Una bandera ¿entiendes? una bandera. Envolverás tu hijo en ella y ya no serás peruana ni chuncha ni nada. Al costo irrisorio de 600 dólares ejemplar tendrás un hijo blanco. Trabajará en la Base Experimental Cafetalera de Venus. ¿Es acaso el hombre el único consumidor de café en este mundo? Un hijo blanco con los ojos verdes ¿entiendes? No es lo mismo que un hijo verde con los ojos blancos. Comidos por la sarna. No es lo mismo que un juguete de barro cocido. Que un juguete de papel cagado. Que una sonrisa pestífera y sin dientes. Que diez uñas negras arriba. Diez uñas negras abajo. Y en el centro una barriga llena de tierra de sapo embruja

EL CUERPO DE GIULIA-NO (15)

 Por Jorge Eduardo Eielson    (Fragmento) Nada, Dogaresa, nada pudo servir mejor a mi intolerancia por los demás que tú misma, delante de mí, en el papel de suma sacerdotisa de mis deseos y de mis sueños. A fuerza de buscar la luz hubiera podido devorarte un seno, y tu habrías sufrido de esa llaga incurable como de una enfermedad dulcísima, sin lamentarte. Porque tú ya casi no percibías tu cuerpo, no lo distinguías del mío. En el fragor de la noche todo nos estaba permitido, hasta quitarnos nuestro cuerpo por momentos y volvernos una sola criatura celeste, un solo resplandor sobre el lecho. Aunque luego, durante el día ¿recuerdas? el silencio cayera entre nosotros como un manto de plomo. Como las víctimas del Vesubio  —pobres larvas convertidas en piedra, carbón, metal orgánico, momias de la vida diaria —, como las criaturas quemadas por la lava y la ceniza, nuestras palabras en adelante no emitirían sino silencio. ¿Transmutación divina? ¿Sabiduría completa? ¿O total ignorancia? ¿Para

EL CUERPO DE GIULIA-NO (14)

 Por Jorge Eduardo Eielson    (Fragmento) Retiré un brazo fuera de las sábanas, cogí un cigarrillo y lo encendí. De improviso todos mis pensamientos se detuvieron. Me vinieron unos deseos imperiosos de decir algo. Pero la frase que yo buscaba no estaba hecha de palabras. Ni tampoco de pensamiento. Era como una sed ardiente. Como un vacío entre el corazón y el estómago. Todos los poemas escritos durante mi adolescencia parecieron quemarse rápidamente dentro de mí y convertirse en humo. Una última llamarada en la que desaparecían para siempre las palabras, dejándome sumido en una luminosa y solitaria perfección. La dorada jaula terrestre acababa de abrirse ante mí. Me ofrecía algo que todavía no estaba en condiciones de aceptar. Una pureza indescriptible hacía aparecer sagrados mis menores gestos. Superfluo mi propio pensamiento. Perecedera e inútil la más espléndida belleza. El universo entero no era nada comparado con mi propio cigarrillo, con su ceniza grisácea en el cenicero de loza

MI ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO (COLOFÓN A NOÉ DELIRANTE)

 Por Arturo Corcuera    Aquí encalla el Arca de Noé delirante . Un descanso en paz merezco después del diluvio y de la     blanca palomica que al Arca con el ramo se ha tornado. No quiere decir que llegue al fin de la travesía. Mañana quizás enchape vigas nuevas y suban otros pasajeros. Remando y martillando cumplo con este trajinar tres     décadas. Podría haberlas dedicado a menesteres más rentables de     haber escuchado malos consejos de buenos amigos. Mirándome al espejo me examino y entre mí repito: ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines de mis patas de gallo, a las que     recomiendo no adelantarse a cantar victoria! Este libro reverdeció de canas mi cabeza (no cesa la Luna      de llorar sobre mis cabellos) y sorprendo al invierno con      sus perlas acicalando al jazmín. Mi pelo blanco enfatiza el negro de mis cejas (y viceversa).     Personifico un Narciso otoñal gozando como loco en     fuente de plata. Doy por terminado Noé deliarante  a los cincuentaitantos