UN RAZONAMIENTO ABSURDO

 Por Albert Camus 


Las páginas que siguen tratan de una sensibilidad absurda que podemos encontrar dispersa en el siglo —y no de una filosofía absurda que nuestro tiempo, propiamente hablando, no ha conocido—. Resulta, pues, de elemental honradez señalar, de entrada, su deuda con ciertos ingenios contemporáneos. Tan lejos de mi está ocultarlo, que aparecerán citados y comentados a todo lo largo de la obra.

Pero conviene anotar, al mismo tiempo, que este ensayo considera a lo absurdo, tomado hasta ahora como conclusión, como un punto de partida. En ese sentido cabe decir que mi comentario tiene algo de provisional: no se  puede prejuzgar la posición que adopta. Aquí se encontrará sólo la descripción, en estado puro, de un mal del ánimo. Ninguna metafísica, ninguna creencia, se ha mezclado de momento con él. Esos son los límites y la única idea preconcebida de este libro.

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Texto que abre el primer capítulo («Un razonamiento absurdo») dando a entender que el razonamiento absurdo que se pretende parte de una sensibilidad absurda que no se busca poner en tela de juicio.
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La aparición casi simultánea, en 1942, de El mito de Sísifo y El extranjero reveló la sensibilidad ética y la capacidad de reflexión teórica de Albert Camus (1913-1960), para quien narrativa, teatro, ensayo y periodismo fueron medios alternativos para indagar sobre la complejidad, la ambigüedad y la riqueza de la condición humana, así como para plantear y debatir los grandes problemas morales del hombre moderno. El mito de Sísifo se compone de cuatro capítulos y un apéndice («La esperanza y lo absurdo en la obra de Franz Kafka») que estudian, desde enfoques cercanos al existencialismo, esa «sensibilidad absurda» tan presente en gran parte del siglo XX. (Texto en la cubierta posterior de la edición de 2018 de Alianza Editorial).

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