MAQUILLAGE

 Por Desconocido 


Vicio y virtud son para el artista instrumentos de un arte.

Oscar Wilde


La incomprensión ha sido siempre muro contra el cual ha golpeado el Arte; el artista, sobre todo hoy en que tan tremenda fisura lo separa del público, ha tenido que luchar no solo con los terribles problemas de la creación, sino también por hacer llegar su voz, por hacer oír su mensaje. Esa actitud ha sido siempre fuente de angustia para el artista, que por medio del arte no hace otra cosa que buscar una comunicación con el mundo externo, que quiere ardientemente hablar a los hombres de su visión personal de la vida y de las cosas.

Este estado de antagonismo entre el artista que produce y el público, al cual está destinada la obra de arte, se ha ido acentuando hasta llegar el punto culminante al que asistimos, las razones provienen casi siempre del hecho que el artista está en la vanguardia del pensamiento de su época, su intuición o su inteligencia le han hecho adivinar o conocer los caminos por los cuales avanza el espíritu, de allí su choque contra el conservadorismo propio del gran público.

El artista, el de hoy y el de siempre, sabe que el arte proviene directamente de la vida, de la trágica urdimbre de los sentimientos humanos, de la sucesión de instantes en los que se pasa con increíble rapidez de lo sublime a lo abyecto, del conocimiento de las alturas y bajezas de que es capaz de extraer los elementos que luego usará para hacernos amar lo desconocido, lo no resuelto, lo inexplicable, para señalarnos el misterio. Para esto deberá haber penetrado hasta el "fondo más hondo" del corazón humano, pero también deberá contar con la más irrestricta libertad de expresión. Si alguien no comprende la intensidad de la vida humana es porque teme contemplarse crudamente así mismo.

Negar todo esto, negar que el arte procede de la vida y que la vida es mezcla fluida y nunca estable de bien y de mal, es negar el arte mismo. Cuando esta negación se produce por un empeño de no querer ver lo no sancionado por un sistema, que determina a priori lo que es bueno y lo que es malo, se mutila el arte hasta el punto de no permitirle existir.

Existe una tonta moral a la cual son referidas inexorablemente todas las actividades humanas y todos los frutos de la creación, una moral que quiere desterrar el mal del mundo ignorándolo, que cierra los ojos y asegura que no existe y que por lo tanto desaprueba toda referencia a cosas y acciones que no estén de acuerdo con la ética. Es un sistema de referencia al cual nada tendríamos que objetar si no se atacara en su nombre y continuamente a muchas expresiones de arte, nacidas de lo más humano del hombre.

En 1947, Jorge Eduardo Eielson escribió Maquillage, obra teatral que alcanzara uno de los premios del Teatro Nacional. Eielson, integrante desde el principio de la Agrupación Espacio, es uno de nuestros más claros valores y segura esperanza del arte contemporáneo, escritor y pintor, poeta siempre, escribió esta obra antes de salir del Perú. Sin embargo, nunca fue representada, se consideró que ciertas partes de ella eran "inconvenientes" y que, por lo tanto, no debería ponerse en escena.

Fue necesario que la corriente contemporánea se tornara activa en la Agrupación Espacio para que, contra todas las dificultades existentes, pusiera en escena Maquillage en su forma original, tal como la concibiera su autor. Ahora se podrá juzgar Maquillage a la única luz del arte. Nosotros creemos que su calidad justifica plenamente su aparición en las tablas. 

Fuera de las consideraciones acerca de la calidad de la obra y aparte del hecho de que una obra si es buena no es inmoral, porque lo inmoral no es o no debería ser bueno, lo más importante es que con este estreno se reivindica para el artista su natural derecho a la más libre expresión en el arte.




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