ALOYSUS ACKER

 Por Martín Adán  


(Fragmento)

¡Muerto!...
En cuanto miro, no veo
Sino tu naríz de hielo.

Qué estado perfecto!...
¡Como si Dios creara de cierto!...
¡El no nacido, el no engendrado, muerto!

Flores, lágrimas, candelas,
Pensamientos,
Todo demás, todo demás;
Como el deseo...
En mi ardida sombra de adentro,
Real como Dios, por modo infinito
Y sensible, yaces muerto!
Yazgo muerto.

Y por tí no llora el perro;
Y por ti no aúlla la madre;
Y por ti calla y no se enjuga el sepulturero.

Y ninguno es más sordo,
Y ninguno es más ciego,
Y ninguno es más ninguno, más yo mismo, sin
                                                          (tú alguno,

Que tú, el hallado, el rehallado,
El perdido, yo o tú, si no es el tiempo,
Y siempre, y siempre y nunca
El tú que soy y que es el sino,
El hermano mayor, el hermano pequeño...

Y he de ser el vivo,
El Muerto.
¡Como seré vivo,
Tú muerto!...

El que compra la casa.
La que vende su cuerpo,
Él, ella, es el otro,
Ninguno sin mí, el quedado
O el ido en la redor del ciego...
Pero yo cavaré ¿para qué?... la fosa en lo
                                               (más hondo
De mí, en lo más tierno,
En lo más ciego,
Adonde no baja mi aliento,
Adonde la voz no haga eco.
Adonde sólo yo
Baje, muerto.




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